Translate

viernes, 23 de noviembre de 2012

El Despertador en las Mañanas

Por Juan Camilo Ibáñez

Cuéntame de aquello que te hace levantar en las mañanas…

¿Has visto el mundo allá afuera? ¿Has visto la intolerancia y el odio? ¿Has visto el miedo y la injusticia? ¿Has visto que peligroso esta… allá afuera?

Cuéntame de aquello que te ayuda a levantar cuando caes…

¿Estas dispuesto a sufrir nuevamente? ¿Por qué insistes si te está costando tanto? ¿Por qué luchas si parece que nadie lucha contigo?

Cuéntame de ese motor que mueve tu vida.

Está duro allá afuera. Vas a sentir frio y luego mucho calor. Vas a sentir hambre y sueño. Vas a escuchar mentiras y luego te dolerá la verdad. Vas sentir cansancio y desespero. Vas a tener sed y luego sentirás que te ahogas. Vas a sufrir y llorarás.

¿Cómo soportarás todo esto? Porque esto empezará cuando seas niño y te acompañará hasta el final.

Dime si ya encontraste ese motor en tu vida que te guie y sostenga, que te acompañe desde el comienzo hasta el final. Que conozca tu dolor y sufra contigo. Que no te abandone nunca y te inspire en todo momento.

Pero piénsalo bien, vas a envejecer y las cosas caducan, por tanto no podrá ser algo material que con el tiempo se dañe ni un animal o un ser humano que con el tiempo muera. No podrá ser algo lejano y distante que nunca te hable ni interactúe contigo, de ser así, en los momentos difíciles solo habrá vacío. No puede ser una idea o un sentimiento, porque cuando lo cumplas o se extinga, cuando lo alcances o superes ya nada tendrás.

¿Quién será Aquel que mueva tu vida?

Aun faltan muchas mañanas y muchos despertadores por sonar. Si ya encontraste tu motivación ya te puedes levantar.

"Si no sabes para que vives, da igual cómo lo haces"
-Adolfo Medina Haro






jueves, 22 de noviembre de 2012

Un Nuevo Comienzo


Por María José Pardo

¿Y qué si por un solo día nos animáramos a renunciar a todo lo que nos atrae? ¿Si por un día, tuviésemos el valor de decir no a todo placer, a todo gusto, a todo capricho? Les diría que, valdría la pena, cada segundo, cada minuto, cada instante; pues no hay nada más grato que poder renunciar a lo que más daño hace, y tener en parte el crédito de ser tú mismo quien se salvó.

Pero es la oportunidad que tenemos de elegir, de usar la libertad que al nacer se nos dio, por nuestro propio beneficio. Es más sencillo escoger, que ser obligado a sobrevivir. ¿No crees? Me explico. Una vez te das cuenta que todo lo que te gusta y te brinda placer te hace daño, es el momento en el que entiendes que te amas a ti mismo.

Si un simple dolor de columna, y no poder caminar por unas seis semanas, no fueron suficientes para entender que yo misma estaba matándome, qué más lo haría. A veces somos tan ajenos a nuestras propias vidas que ni siquiera valoramos el día a día. Podría parecer que un problema óseo es el causante de mis dolores en las piernas y en la columna. Pero el verdadero culpable fue mi día a día, mi pequeña dosis de veneno, fue la manera tan vaga que llevaba mi vida.

Cuando te dicen que debes dejar todo lo que te gusta, pues estás generando una enfermedad autoinmune, en tu organismo, las simples palabras y hechos te aterran. Pero es el: ¿Qué vale más? Lo que te cuestiona. Es el “Creo en ti” lo que te mueve. Y es tu fe y convicción que te para de una silla de ruedas para volver al juego, sin miedo a perder, sin miedo a ser derrotado. Con fuerza en una mano y esperanza en la otra, te aseguro que, después de eso, nada puede derrotarte.

Entonces ¿por qué no luchar? Si somos capaces de renunciar a nuestro diario vivir y dejarlo todo por volver a empezar. Por qué no aprovechar una segunda oportunidad que seguramente no volveremos a tener. Por qué no tomar ese “wake up call” y dejar de vivir en superficialidades y dejar de pretender que tenemos el mundo en nuestras manos, cuando es el mundo el que nos tiene a nosotros.

Tenemos que empezar a mirar más allá de lo que nos rodea, e intentar buscarle un motivo a nuestras luchas, porque afortunadamente, no es solo una. Tenemos que buscar ese motivo, o como una vez me dijeron, el valor agregado de éstas, para darles un sentido; para ser un testimonio o para darnos a entender a nosotros mismos que no estamos aquí de paso, y que nada es en vano.

Tenemos mil líneas que marcan nuestro destino, lo único que nos hace falta para cumplir el cometido es tener coraje para cruzarlas, y ya nada más hará falta.

“Un comienzo no desaparece nunca, ni siquiera con un final.”
-Harry Mulisch



martes, 13 de noviembre de 2012

El Veneno de la Crítica


Por Juan Camilo Ibáñez
"Nuestra crítica consiste en reprochar a los demás el no tener las cualidades que nosotros creemos tener."
-Jules Renard

No hay nada más dañino para la paz interior de cada persona que el estar continuamente criticando las acciones de otra persona.

¿Quién nos creemos al determinar las cualidades o virtudes que una persona ha de tener? Después de todo la critica nace cuando la otra persona no cumple nuestras expectativas, de otro modo no nos enteraríamos donde fallo.

No se debe creer, sin embargo, que juzgar sea malo. Si no juzgásemos nunca no podríamos mejorar pues toda acción libre de juicio es una acción desperdiciada. Tampoco llegar al otro extremo donde la neurosis nos envuelve y todo lo que a nuestro alrededor ocurre debemos comentarlo.

La paz nace de nuestra coherencia y nuestra comprensión. La primera llega cuando nuestro pensar y nuestro actuar se une y no cesamos nunca de buscar el bien. La segunda se alcanza cuando somos consientes que cada persona tiene su ritmo, que muchos caminaran por donde ya hemos caminado y que caminaremos por donde muchos ya lo han hecho.

La tolerancia es la ausencia de crítica pero no la ausencia de guía. Es comprender los defectos de los otros para que los otros comprendan nuestros defectos, pero no es abandonar al que ha errado para que cuando erremos no seamos abandonados.

martes, 6 de noviembre de 2012

El País del Nunca Jamás

Por Juan Camilo Ibáñez

"En el momento que dudas si puedes volar, dejas para siempre de ser capaz de hacerlo"
-J.M. Barrie

Parece que el país del nunca jamás, tal y como lo concebimos hoy en día, hace una perfecta alusión a su nombre. Como si el soñar con un mundo perfecto solo fuese cosa de niños y que a medida que la razón va calando y la experiencia formando este mundo soñado se va desvaneciendo.

Mi país del nunca jamás, mi utopía personal, es un sitio con defectos pero donde todos luchan por vencerlos. Un sitio donde el triunfo luchado pesa más que la suerte. Dónde la sabiduría es aprendida por la experiencia y el buen consejo vale oro. Un sitio donde la virtud es alabada y buscada. Un sitio donde el bien común vence el personal. Un sitio, que ante todo, es posible.

Hay frías mañanas de invierno en que al asomarnos nadie parece caminar por las calles, una triste sensación de abandono que debilita los ánimos. Hace falta una persona que salga a jugar en la nieve para que muchos más se animen.

Hay un país del nunca jamás porque nosotros lo hemos dispuesto así, sin embargo puede ser del ahora. Hay un mundo allá afuera que nos estamos perdiendo por seguir pensando en como actuar, o en que alguien más debería actuar. Los hechos más importantes de la historia parecieron una locura en su momento. Las acciones que más trascendencia generan son aquellas que, libres de todo egoísmo, son realizadas para beneficiar a los demás.

Es hora de salir, pues, y mostrarle al mundo que es en invierno cuando se hacen los muñecos de nieve.


viernes, 2 de noviembre de 2012

El Miedo a la Muerte

Por Juan Camilo Ibáñez

“Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte.”
 -Leonardo Da Vinci

Que terrible pensar en la muerte como el paso previo a la nada. No imagino el temor que trae sentir que el cuerpo falla y la mente ya no responde, y saber que lentamente se acerca ese enemigo infranqueable. 

Que terrible creer que se vive una vida sin sentido, que nuestras acciones mueren y que al marcharnos solo seguimos viviendo como un recuerdo en la mente de los que nos conocieron, recuerdo que con el tiempo se confunde y se diluye. 

Que terrible despertar cada día sin ningún motivo por mejorar, convencidos de que así como vinimos, sin desearlo ni buscarlo, nos iremos sin poder oponer resistencia.

Pero la muerte lejos de ser el fin es una transición. Lejos de ser sufrimiento es alegría. Lejos de ser temor es paz.

Si la muerte fuese el fin de todo, ninguno de nuestros días valdría la pena, no tendría sentido luchar y sufrir, mejorar y aprender porque en unos años todo se perdería. 

La vida, esta vida que vivimos, es breve, basta preguntar a un abuelo para saber cuan efímera es. Sin embargo, es la antesala de la plenitud, así como la prueba es la antesala del contrato. 

Si nuestros actos muriesen junto con nosotros ¿Qué sentido habrá tenido buscar el bien y sufrir por el mal?  Si nuestros actos fuesen olvidados ¿Qué sentido habrá tenido hacer el bien cuando nadie miraba?

Saber que se acerca el momento, cuando menos lo esperamos, en que nuestra alma abandona nuestro cuerpo y comienza una nueva vida. Porque el momento más oscuro de la noche es justo antes del amanecer.