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viernes, 30 de agosto de 2013

¡No más!

Por Juan Camilo Ibáñez

Algunas veces en la vida nos encontramos con ese tipo de personas que son absolutamente amables, nobles dulces, que todos conocen pero, sobre todo, del que todos se aprovechan. Esas personas buenas que nunca se enojan y que están dispuestos a hacer cualquier favor sin importar cuanto cueste ni cuantas veces en la vida toque hacerlo.

El problema de esto no está en la actitud de estas personas, ¡vaya acto noble el que realizan! El problema real está en la actitud de los que se aprovechan de ellos, el famoso bullying o simplemente el aprovecharse de otra persona en beneficio propio. ¿Cuántos personajes en la historia de la humanidad no han hecho esto mismo a gran escala trayendo trágicas consecuencias sobre su nación y sobre sus compatriotas?

Sin embargo, en estas situaciones, existen tres tipos de persona, ya hemos mencionado a dos de ellos, llamémoslos el noble y el aprovechado. El tercer tipo no podemos nombrarlo inmediatamente pues su nombre dependerá de su actitud.

Por un lado está  ese tipo de persona que permanece ajena e indiferente ante la injusticia que está sucediendo o que ríe y celebra lo que ocurre a su alrededor. A esta tercera persona podemos llamarla cómplice, nuestra sociedad está inundada de ellos, silenciosos por temor, por vergüenza o por gozo.

Por otro lado se encuentran esas personas verdaderamente admirables, que se sobreponen al temor y la vergüenza , que se deciden a no gozar con la injusticia y dejan su comodidad a un lado para romper el silencio, romperlo en defensa del débil, del solitario, del marginado, del necesitado. Romper el silencio en nombre de la Verdad, sin importar las consecuencias, sin importar el rechazo que pueda venir o el castigo que por sus acciones obtengan, así sea la muerte.

La pregunta ahora es ¿Quién quieres ser tú?

“No me duelen los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena”

-Martin Luther King 

martes, 27 de agosto de 2013

El Anhelo de Volar

Por Juan Camilo Ibáñez
"¿Por qué contentarnos con vivir a rastras cuando sentimos el anhelo de volar?"
-Hellen Keller

Dicen que el ser humano tiene una inmensa capacidad para adaptarse. Desde la Isla de Kaffeklubben hasta la Antártica y desde las minas de Tau Tona hasta el Monte Everest se ha extendido la población humana, habitando lugares tan remotos como Tristán de Acuña o la Isla de Pascua y tan inclementes como Death Valley o la Base Vostok.

Inspirados por sueños y aves volamos sin alas. Tentados por deseos y animales acuáticos buceamos sin branquias. Y es por esto que no hay barrera que no busquemos romper ni hazaña que no intentemos lograr, hemos sido creados para cosas grandes y nuestro espíritu está inquieto si no las logramos.

El corazón se consume y arde en deseos de hacer más, de alcanzar más, de ser más. Es un inmenso espacio que no llena el mundo ni el universo, un espacio que no se abastece con triunfos ni gloria, ni con títulos o conquistas, es un espacio que cuanto más se llena más crece, como sed saciada con agua salada.

“Nos hiciste Señor para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”.

-San Agustín

jueves, 22 de agosto de 2013

Las Riendas del Camino

"No desprecies el recuerdo del camino recorrido. Ello no retrasa vuestra carrera, sino que la dirige; el que olvida el punto de partida pierde fácilmente la meta."
-Pablo VI 

¿A dónde se fue ese niño que quería ser bombero? Que llegaba a la luna y enfrentaba las más terribles fieras de la selva sin siquiera abandonar la sala de la casa.

¿Qué se hizo esa sonrisa alegre, la mirada atenta y seria del niño que juega? Se han esfumado tus sueños con tus juegos. Se han ido tus aspiraciones con el viento de la adultez, y ahora solo miras tu presente empantanado de problemas añorando un pasado libre de preocupaciones mientras te agobia un futuro que amenaza frustraciones.

¿Tiene sentido aferrarse al paisaje del camino que nos mostraba el pasado? Tu eres dueño de tu camino, pero has olvidado cual quieres que sea tu camino. Recuerda lo que te gustaba y descubrirás lo que te gusta. Vas andando en un camino que no espera, si no eres tú quien camina alguien más caminará por ti conduciéndote a donde no quieres ir, llevándote a donde no te gusta.

"La manera en que una persona toma las riendas de su destino es más determinante que el mismo destino."

-Karl Wilhelm Von Humboldt

martes, 13 de agosto de 2013

De Escalones y Tropiezos



Por Juan Camilo Ibáñez
 
¿Cuántas veces en nuestra vida no caemos en el tedio y la repetición? Agobiados por el día a día y frustrados por nuestros errores. ¿Cuántas veces caminamos cabizbajos con vergüenza? Sorprendidos por nuestras acciones y reprimiéndonos por no lograr cambiar.

Creo que hay dos tipos de errores que usualmente cometemos.
El primero consiste en tropezar con un escalón. Vamos caminando tranquilos cuando de pronto, salido de la nada, un escalón nos ataca hiriendo nuestras rodillas y nuestra dignidad. 

Es tal nuestra frustración y nuestra torpeza que juramos no volver a tropezar con ese escalón jamás y cada vez que pasamos por ahí lo hacemos con mucho cuidado.
El segundo es mucho más peligroso y consiste en hacer algo que sabemos o creemos que nos hace mal pero que resulta sumamente tentador. Como cuando vemos una película de terror aun cuando sabiendo que tendremos pesadillas. 

Sin embargo, esto aplica más a aquellos errores que cometemos la primera vez y nos cuestan mucho. Lo cometemos por segunda vez y ya no resulta tan difícil, y así a medida que más lo hacemos menos peso tiene sobre nosotros y nos resulta más natural y sencillo.

Esta suma repetitiva de errores va afectando nuestra forma de ver el mundo, podemos incluso convencernos que, después de todo, eso no estaba mal, como buscando una forma de justificarnos.

Sin embargo, debemos luchar por cambiar, por mejorar, aun cuando esto implica confrontarnos a nosotros mismos, luchar contra nuestros hábitos e incluso quedar vulnerables ante otras personas.

“Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza o ignorancia.”
-Santiago Ramón y Cajal

jueves, 8 de agosto de 2013

Entre Luz y Oscuridad

Por Juan Camilo Ibáñez

La luz como verdad, tal vez no exista una forma más dulce y acertada para expresar la forma en que la verdad se comporta. Tememos a lo desconocido, sufrimos con la mentira, naufragamos con la ignorancia.

Oscura, vacía y sin sentido sería nuestra vida si no la iluminara la verdad. En la luz nuestros pasos son seguros, nuestra visión plena, nuestro corazón reposa en paz.
Si esto es así, ¿Por qué actuamos como hijos de la oscuridad? Nuestros errores los tapamos con mentiras y nuestro corazón se angustia ante el temor que salgan a la luz, y es así como, esa luz protectora, la tachamos de enemiga.

Tememos a nuestra realidad, tratamos de tapar el sol con un dedo y empezamos a vivir a la luz de las velas. ¿Qué pretendemos acaso? ¿Volvernos huraños, sombras de la noche que repelen y asustan?

Quien vive en la luz no teme a la luz. Quien vive en la luz es generoso con esta y la lleva a quienes viven en tinieblas ara que su vida se ilumine. De esta forma quien vive en la luz y de la luz es luz, y como luz no teme a las tinieblas, pues estas se disipan ante la presencia de la luz.

“El hombre honesto no teme a la luz ni a la oscuridad”

-Thomas Fuller.

martes, 6 de agosto de 2013

Boceto de un Sendero



Por Juan Camilo Ibáñez

¿Alguna vez has cerrado los ojos y pensado en el futuro? Hay veces que el pasado nos consume de tal forma que no disfrutamos del efímero presente y nos sentimos arrollados por un sorpresivo futuro.

Desde que nacimos no hemos dejado de movernos, cada quien a su ritmo y en su condición, cada quien con su rumbo o con su desorientación. Pero en todo caso nos movemos. 

Hemos recorrido una parte del camino, algunos sabemos dónde estamos, otros estamos completamente perdidos y otros ni nos habíamos enterado cuando llegamos hasta aquí. En todo caso has recorrido una parte del camino y aún queda otra parte por andar. Para algunos será corta, para otros larga, para otros acaba de terminar.

Si aún no sabes dónde estás cierra los ojos y piensa. ¿Dónde estoy? ¿Cómo llegue hasta acá? ¿Quién soy? ¿Qué espera la gente de mí? ¿Qué espero yo de mí? Podrán pasar días y años, pero la respuesta ciertamente es sorprendente.

Si ya sabes dónde estás, quién eres y que esperas de ti, puedes preguntarte: ¿A dónde voy?. No pienses en un camino determinado sino en un camino que tú determinas. Como dice al final del poema de William Ernest Henley Invitus: “Soy el maestro de mi destino: soy el capitán de mi alma”.

Si ya sabes quién eres, a donde vas, que esperas de ti, solo queda empezar a andar, aunque en realidad nunca dejaste de hacerlo, ponerte en marcha y alcanzar tu sueño, un sueño posible, un sueño alcanzable, el sueño que has querido que te determine pero que podrás modificar conforme avanzas.

Entonces verás el camino iluminarse frente a ti, muchas partes siguen turbias, oscuras o nublosas, pero vez la luz del final, la luz que te guía, la luz con la que determinas tus pasos.

“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.
-Antonio Machado

lunes, 5 de agosto de 2013

Solo un Diez Porciento

Por Juan Camilo Ibáñez

Si todas las empresas del mundo, las que existen y las que existirán, tomaran solo el 10% de sus utilidades y las dieran en donación, bastaría para acabar con la miseria en el mundo.

Si todas las personas que habitan este mundo entregaran el 10% de sus ingresos bastaría para acabar completamente con la pobreza en el mundo.

Haber descubierto esto me ha puesto a pensar, ¿es acaso la pobreza en el mundo consecuencia de nuestra falta de generosidad? Imposible, había pobres antes de que naciéramos. ¿Pero qué pasa con los pobres de nuestro tiempo? ¿No somos acaso responsables por ellos? 

Si diéramos el 10% de nuestros ingresos y a eso, además, le sumamos el 10% de nuestro tiempo estaríamos generando un cambio significativo, no un cambio absoluto, no un cambio globalmente trascendental, pero si un cambio personalmente trascendental, podríamos estar cambiando, la vida de una persona, de una familia, su realidad, su futuro.

¿No vale eso la pena?

“Bueno es dar cuando nos piden; pero mejor es dar sin que nos pidan, como buenos entendedores. “
-Gibran Jalil Gibran