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miércoles, 25 de julio de 2012

¿Cómo diseñar sistemas productivos que respeten la dignidad del ser humano?


Desde el comienzo de la humanidad, desde que el primer hombre sostuvo en sus manos lo que hoy en día categorizamos como un bien. Desde que se realizó el primer trueque, la primera venta, el primer préstamo e incluso el primer robo. Desde que el individuo se hizo consiente de la necesidad que tenía de sobrevivir y prosperar y empezó a utilizar todo su ingenio en este propósito, desde este mismo momento la humanidad empezó a verse involucrada en los primeros sistemas productivos.

Qué curioso resulta mirar a nuestros antepasados y descubrir como la esencia de aquellos primeros modelos económicos es la misma que hoy en día nos rige. Sin embargo, no buscaremos con este ensayo diseñar un modelo económico que respete la dignidad del ser humano, buscaremos en realidad plantear o más bien recordar cuales son aquellos aspectos que deben tenerse en cuenta al hacer un sistema productivo para asegurar o al menos facilitar que sean respetuosos y sobretodo beneficiosos con la dignidad humana; pues no basta con limitarnos a cumplir con aquello que nos exige el mundo, con aquello que nos exigen las leyes, debemos cumplirlas pero además debemos exigirnos para sobrepasarlas.

Siguiendo por esta línea, entonces, sería prudente preguntarnos acerca de algunos aspectos fundamentales de los distintos modelos económicos que existen hoy en día y que nos servirán para continuar con el objetivo principal de este ensayo.

En primera instancia, tratemos el tema de la propiedad privada, la privatización de los bienes. ¿Es la propiedad privada una manifestación de la riqueza? ¿Podríamos decir hoy en día que la propiedad privada no hace más que aumentar la brecha existente entre la riqueza y la pobreza? ¿Delimitarla más, tal vez? Personalmente creo que la forma en que la propiedad privada ha sido planteada no es la mejor, no se trata de privatizar todos los bienes de modo que los que no tienen, jamás tengan y los que tienen, tengan cada día más. Pero por otro lado también es cierta aquella célebre frase de Cervantes: “Lo que nada vale aun menos lo estimamos” y también el hecho de que los bienes propios se utilizan mejor que la propiedad común, basta la simple imagen de una fuente de un parque público contrastada con una fuente en un conjunto residencial, para fortalecer esta afirmación.
En mi opinión, el punto medio en esta discusión lo ha alcanzado Santo Tomás de Aquino al afirmar que la mayor preocupación no debe radicar en la existencia o inexistencia de los bienes, sino en la forma en que estos son administrados.

Otro tema que suele surgir con base a esto es el precio justo de los bienes. Adam Smith con su Mano Invisible, aseguraba que el Mercado se regularía solo, y este modelo suele ir de la mano, al menos en muchos aspectos, con lo que varios autores, ecónomos, filósofos, matemáticos, en fin, plantean respecto a la regulación del precio justo de los bienes: “El usuario debe ser quien ponga el precio justo del bien”. De modo que en este sentido podemos dejar la discusión de este tamaño y no entrar en detalles.

¿Cuál es el problema entonces con los modelos económicos de hoy en día? En definitiva, el inminente fracaso que demuestran ser. Basta recordar la desmesurada cifra de decenas de millones de personas que murieron bajo la Rusia socialista del siglo XX o hacer un sondeo por la Cuba comunista de nuestros días para ver el fracaso del modelo económico de Marx, inclusive ver las migraciones por la inseguridad económica y social de nuestros hermanos venezolanos. Sin embargo, basta también con recordar las cifras publicadas por el Banco Mundial en el 20111 para descubrir que el sistema económico en el que hoy en día vivimos también ha fracasado.  Tal vez, la mayor diferencia existente entre la una y la otra es que mientras que una asegura la libertad la otra no lo hace, faltaría lograr llegar a que uno de estos sistemas económicos y democráticos aseguren también la paz.

Es curioso como casi 45 años después de su encíclica Populorum Progressio2, el llamado de Pablo VI a desarrollar sistemas económicos y democráticos que llevaran a los pueblos a salir del hambre, la miseria, las enfermedades endémicas y el analfabetismo, sigue siendo urgente, alarmante y aún está pendiente. Muchas veces lo único que hace falta es que alguien levante la vista y diga aquello que todos ya sabemos: ¡Miren, el emperador está desnudo! (Hans Andersen, 2002).

¿Cuál ha de ser entonces la preocupación de la humanidad en el momento de idear un nuevo sistema productivo? Si pudiéramos definir el propósito de un sistema productivo en la mente del ser humano hoy en día, en términos generales nos encontraríamos con que está fundamentado en el simple desarrollo económico; sin embargo, L. J. Lebret escribió muy sabiamente: “Nosotros no aceptamos la separación de la economía de lo humano, el desarrollo de las civilizaciones en que está inscrito. Lo que cuenta para nosotros es el hombre, cada hombre, cada agrupación de hombres, hasta la humanidad entera”  (LJ Lebert, 1961). Parece en algunos sentidos como si el hombre hubiese olvidado que la economía se encuentra a su servicio y no esté en servicio de la economía.

Benedicto XVI, quien además de ser el guía espiritual de más de mil millones de personas alrededor del mundo es una de las mentes más brillantes y estudiadas de Europa, asegura en su Encíclica Caritas in Veritate3 que “Las causas del subdesarrollo no son principalmente de orden material. Nos invito a buscarlas en otras dimensiones del hombre. Ante todo en la voluntad, que con frecuencia se desentiende de los deberes de la solidaridad. Después del pensamiento, que no siempre sabe orientar adecuadamente el deseo. (…) más importante aún que la falta de pensamiento es la falta de fraternidad entre los hombres y entre los pueblos”.

Que increíble análisis resulta ser el anteriormente citado, podemos decir que, a grandes rasgos, un verdadero sistema productivo se genera cuando está dedicado al servicio de la humanidad, de aquí que dijéramos al comienzo de este ensayo que no basta con simplemente cumplir las expectativas. Me gustaría poner un caso que ilustre mejor este punto. En 1997 y con 6 años de edad, Ryan Hreljac logró reunir dos mil dólares para abrir un pozo de agua en África que más adelante llevaría a la creación de la Fundación Ryan’s Well Fundation, cuyo único propósito es librar a África de la sed. Es increíble como aparece este sueño, en un mundo olvidado de la filantropía y la caridad, con una bandera clara: No importa lo que hagas, hazlo para servir a los demás.

En una humanidad en la que siempre existirá la pobreza, no debemos preocuparnos tanto del cómo erradicarla, después de todo la pobreza no es indigna; la miseria si lo es, lo que realmente debemos buscar es la forma de una convivencia pacífica y armoniosa, la búsqueda de la solidaridad y la reciprocidad, de los actos desinteresados y la búsqueda del bien común. La película La Misión4 de Roland Joffé muestra, aunque con ciertas fallas históricas, las misiones Jesuitas en el Paraguay, y la forma en que, a través de todas las virtudes mencionadas anteriormente y otras tantas, una cultura puede vivir de forma armoniosa y en la continua búsqueda del bien común esta es la verdadera productividad.

No debemos pensar que ya nos encontramos consumidos por el mundo, por el pensamiento de este, aquellos que se han entregado completamente a una causa justa que ha beneficiado a los demás, son aquellos que hoy en día son recordados como verdaderos héroes, como hombres y mujeres dignos de la humanidad que son y representan.

Aristóteles asegura que el hombre es un ser social por naturaleza y el Catecismo de la Iglesia Católica5 nos recuerda la capacidad de conocer y amar, que tiene el ser humano, estas dos cualidades unidas nos demuestran como el ser humano al servir a los demás no solo está cumpliendo su vocación con el mundo sino consigo mismo. En el servir y amar a los demás está la verdadera plenitud del ser. Muy bien lo dijo la Madre Teresa de Calcuta: “Quien no vive para servir, no sirve para vivir”.

En 1954 y como parte de la literatura de postguerra, William Golding escribió el Señor de las Moscas, novela que sería considerada por la mayoría de los críticos literarios como una novela distópica, es decir como una utopía que va en contra de lo que se plantea como una sociedad ideal. Sin embargo, al considerar la hipótesis de una sociedad barbárica que propone esta novela y contraponerla con las hipótesis planteadas por Daniel Defoe y Julio Verne en sus novelas Robinson Crusoe y La Isla Misteriosa, nos sentimos más atraídos a vivir en el Palacio de Granito6 que a morir aplastados por una roca y ser perseguidos para ser cazados.7

La bondad es una característica del ser humano, es una característica que, como toda virtud, da plenitud al ser humano y lo potencia en todas sus dimensiones. Del mismo modo que no se puede hablar del ser humano sin hacer un análisis integral (espiritual, humano, intelectual y físico) no se debería hablar de un sistema productivo que afecte a aquellos para los que fue creado. Bien lo dijo Alejandro Dumas: “No estimes el dinero en más ni en menos de lo que vale, porque es un buen siervo y un mal amo”.

Hasta ahora no hemos hecho más que señalar algunos de los ejemplos históricos y ficticios en los que se ha combinado un sistema productivo con el beneficio a la humanidad y del mismo modo hemos resaltado algunas de las características fundamentales necesarias para crear sistemas productivos que sean beneficiosos al ser humano.

Sin embargo, es necesario tener en cuenta cómo aplicar esto en sistemas productivos que funcionen hoy en día. Enrique de la Rosa, CEO de Redeban Multicolor, planteo un concepto fundamental en el momento de manejar una empresa: “Si una persona a alcanzado un puesto es porque se espera que cumpla con esas especificaciones, que sea responsable con su trabajo, y esto solo sucede cuando la persona conoce con precisión lo que debe hacer”.
Fernando Molano, CEO de Pfizer Colombia, asegura que: “El respeto por la gente es primordial, es algo que se debe vivir más que decir desde los jefes y gerentes hasta los empleados”.

Toda empresa debe ser dirigida con respeto, la gente es lo más valioso que tiene la empresa. Cada persona debe estar feliz en su puesto de trabajo, debe sentirse en un ambiente familiar, esto se verá reflejado en los resultados es un concepto de ganar-ganar por el que toda empresa debería optar.

Existen empresas que tienen planes de desarrollo individual. De este modo, una persona que llega a un nuevo puesto de trabajo no se ve estancada, no se sienta a esperar décadas a jubilarse. Estos planes aseguran el continuo progreso de los empleados y de la empresa. Un empleado que reconoce en su empresa una palanca para superar debilidades y potenciar habilidades, es un empleado que estará dispuesto a dar el 100% por su empresa. Esto es un verdadero sistema productivo.

Cuando un presidente, o un gerente se interesa por sus empleados, cuando un empleado no es visto como un simple generador de dinero, cuando se genera una preocupación genuina por la persona, en este momento se están generando sistemas productivos que respetan la dignidad humana.

No hace falta más que hacer un breve sondeo por el movimiento de las empresas nacionales e internacionales y descubrir que este movimiento está dirigido a los tres focos anteriormente señalados y que son un factor común y necesario: sostenibilidad y productividad empresarial, enfoques de carácter social y humanitario y por supuesto con una conciencia ecológica (vale la pena resaltar que ecología y ecologismo no son lo mismo). Una empresa que no tenga estos tres aspectos o estos tres pilares presentes en su misión, visión y desarrollo es una empresa que está condenada al fracaso, condenada, realmente, a la autodestrucción.

Debe ser nuestra labor diaria, especialmente la de aquellos que están encaminados a dirigir instituciones y regiones, crear, mejorar y potenciar sistemas productivos que realmente potencien el desarrollo del ser humano. Como dijimos al comienzo, este no es un ensayo que busque diseñar el sistema productivo perfecto, pero si estimular la creación de sistemas productivos que busquen la perfección, una perfección basada en el beneficio económico, la solidaridad y fraternidad, y la sensibilidad medioambiental.

“Estoy absolutamente convencido que ninguna riqueza del mundo puede ayudar a que progrese la humanidad. El mundo necesita paz permanente y buena voluntad perdurable.”
                                                                                                                        -Albert Einstein


Lista de Referentes:

1.    "Improving the Odds of Achieving the MDGs”. Global Monitoring Report 2011.
4.    "The Mission”. http://www.imdb.com/title/tt0091530/. Octubre 23 del 2011. 6:21 p.m.
5.    "Catecismo de la Iglesia Católica”. Ed. Liberia Juan Pablo II. 1992.
6.    "La Isla Misteriosa”. VERNE, Julio. Ed. Selección Aventura. 2001.
7.    "El Señor de las Moscas”. Golding, William. Ed. Alianza editorial. 2006.
8.    "Cuentos Fantásticos y de Animales”. ANDERSEN, Hans Christian. Ed. Edimat. 2002.
10. "Concrete dynamic development”. LEBRET, Louis-Joseph. Paris, Economy y humanism. Ed. Ouvriéres. 1961.
11. "El gran libro de las citas y frases célebres”. DE BENITO, José Ignacio. 2007.
12. "Fábulas de la Fontaine”. LA FONTAINE, Jean. 1966.
14. "La Isla Misteriosa”. VERNE, Julio. Ed. Selección Aventura. 2001.
16. "Planeta Azul (No verde). Klaus, Václav. Ed. Gota a Gota. 2007.
17. "Robinson Crusoe”. DEFOE, Daniel. Ed. Edimat. 2002.
18. "Ryan’s Well Fundation”. http://www.ryanswell.ca/. Octubre 23 del 2011. 6:29 p.m.

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