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jueves, 7 de marzo de 2013

Una Mirada a la Crisis Poblacional

Por Viviana Venegas 
 
"Una casa sin hijos es como un panal sin abejas"
-Victor Hugo

Nos preocupamos porque la pirámide poblacional ahora está invertida… Nos quejamos porque cada vez hay menos jóvenes que trabajen para sostener las pensiones de los ancianos… Nos escandalizamos porque vivimos en una  sociedad que cada vez es más individualista, donde abunda la corrupción y la falta de generosidad… Nos inquieta pensar que existen países en donde la tasa de mortalidad sobrepasa la de natalidad..

Pero… Nos hemos acostumbrado a las políticas de control de natalidad… Se nos hace completamente justo que en China solamente se pueda tener un hijo… Nos resulta absurdo escuchar a una mujer decir que desea tener muchos hijos…

Y en vez de poner como excusa principal la falta de  dinero para sostener familias grandes, por qué no pensamos en tener vidas más austeras? ¿En no querer darle absolutamente todo lo material a los hijos? ¿En regalarles hermanos que realmente sean la mejor escuela de respeto, entrega, amor y generosidad?

El mundo nos ha acostumbrado a tener que estar siempre en la zona de confort, al placer inmediato y al consumismo, mostrándonos “medios” que harán que “alcancemos” esa supuesta felicidad que nos hará plenos. Sin embargo, ¿creemos realmente que para llegar  a ser más felices necesitamos más cosas en vez de valores y experiencias que nos permitan negarnos a nosotros mismos para darnos a los demás?

Los hijos no son una molestia, no son un estorbo, no son un accidente… Son un regalo de Dios, son una historia de amor que Dios tiene preparada. ¿Por qué ser obstáculos para que Dios muestre su grandeza a través de esa nueva historia de amor?

Los padres de hoy no quieren tener muchos hijos, sin embargo, sus hijos sí quieren tener muchos amigos, primos, tíos, etc. ¿No les quieren dar lo mejor? Darle la compañía de los hermanos es el mejor regalo.

No es que las mujeres no quieran tener muchos hijos, es que no confían en los hombres… No es que las mujeres no quieran ser muchas veces mamá, es que prefieren cuidar su figura… No es que no haya dinero, es que se les quiere dar todo poniendo por encima el “tener” en vez del “ser”. 

Solamente las personas con fe son capaces de lanzarse a ese precipicio oscuro que implica la aventura de abrirse al Plan Divino de Dios en cuanto a la cantidad de hijos. Este plano sobrenatural poco a poco se ha ido anulando en el mundo de hoy. No obstante, no hay que confundir el “no querer tener hijos” como acto voluntario, planeado y egoísta, con las dificultades o circunstancias (psicológicas, físicas, etc.) que no permitan a una pareja concebir hijos.

El amor nunca mide lo que da, y éste, en sí mismo, se multiplica con los hijos, jamás se divide.

La familia es el núcleo de la sociedad y qué mejor que poder brindarle al mundo jóvenes que hayan crecido en familias grandes en donde el individualismo disminuya, la generosidad aumente y el amor se enriquezca y reproduzca. El 90.9% de los santos fueron hijos de familias numerosas.


“La carencia de hijos no es falta de dinero, falta de tiempo, o de recursos, sino falta de fe” 
-Monseñor Chaput.

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