Por Juan
Camilo Ibáñez
“El bien
supremo que todo hombre busca es la felicidad”
-Aristóteles
Muchos son
los caminos que tomamos para llegar a la felicidad.
Tal vez seas
de los que buscan la felicidad en las cosas materiales, en aquello que el dinero
puede comprar. Pero, ¿Qué sucederá si alcanzas tu meta? ¿Te verás satisfecho
entonces? La experiencia, tristemente, guía hacia un no. Si tu felicidad
estuviera puesta sobre ese carro o sobre esa casa o sobre los lujos que has
adquirido en tu vida, el día que choques y arruines el carro, el día que el
banco te quite tu casa, el día que pierdas todo, ese día tu vida perderá sentido
y perderás toda tu felicidad.
Tal vez seas
de los que buscan la felicidad en la salud. Pero ¿Qué sucederá si enfermas sin
cura? ¿Qué pasará si, por algún accidente, te vez desfigurado o mutilado? Si tu felicidad estuviera puesta sobre tu
salud, el día en que te encuentres a ti mismo enfrentándote a muerte contra la
vejez, el día en que te veas atacado por una dura enfermedad o incluso el día
en que tu cuerpo ya no este a tu altura, ese día habrás perdido el sentido de
la vida y perderás toda tu felicidad.
Tal vez seas
de los que buscan la felicidad en las habilidades. Pero ¿Quiere decir esto que
cuantas más habilidades tienes más feliz eres? ¿Es acaso más feliz un niño
pequeño que un adulto experimentado? Nuevamente la experiencia dice que no. ¿No
resultaría injusto, acaso, que una persona nacida con algún tipo de
discapacidad no pueda aspirar a ser feliz? ¿Qué pasará acaso si tú te vieras
limitado por alguna razón? Si tu felicidad está puesta en las habilidades, ten
cuidado pues hay una persona allá afuera a quien le estarás quitando el sentido
en su vida, la estarás apartando de la felicidad.
¿Dónde podrás
buscar la felicidad entonces si las cosas acaban y el sufrimiento es inminente?
¿Está acaso el ser humano condicionado a sufrir sin remedio una infelicidad
desgarradora? ¿Podrá ser, pues, que buscar la felicidad nos decepcione sin
importar el camino que escojamos?
No puedes
basar tu felicidad en lo terrenal, pues las cosas caducan y se acaban, se
rompen y se oxidan. No puedes basar tu felicidad en la salud o la belleza, pues
te enfermarás y envejecerás, te arrugaras y morirás. No puedes basar tu
felicidad en tus habilidades ni tu inteligencia, pues te verás limitado y otros
te superarán.
Que tu
felicidad se sostenga en el amor. Si has de tener, comparte para que otros
tengan. Si has de sufrir, lucha para inspirar a otros. Si tienes habilidades,
úsalas por el bien de la humanidad.
Que tu
felicidad este en tu entrega. Que tu sonrisa se sostenga en la felicidad ajena.
Que tu esfuerzo sea para que otro tenga.
Y no te
canses de dar nunca, para que un día, cuando tus musculos cansados te recuerden
tu esfuerzo, tus manos desgastadas hablen de tu entrega, tu pelo blanco muestre
tu dedicación y tus ojos cristalinos reflejen tu intención. Para que ese día en
que tus ojos estén a punto de cerrarse por siempre y tu cuerpo, ya cansado,
repose finalmente, puedas sonreír dulcemente y saber que elegiste el camino
correcto y morir feliz.
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