Por Juan Camilo Ibáñez
Son los pequeños detalles del día a día los que se
convierten en el pequeño detonante de los grandes problemas de la sociedad. Dibujamos
lentamente un círculo vicioso que nos enreda y afecta aun cuando no nos sentimos
parte de él. Violencia, odio, amargura, peligro, perdida de moral, terrorismo,
muerte, robo, tragedias, en fin, un sin número de eventos, situaciones o
condiciones que nos aterran y escandalizan, y nos hacen enfrentarnos al viejo
dilema del huevo y la gallina. ¿Dónde empezó todo?
Si volviéramos atrás en la historia de cada individuo
existe un único punto de inicio, sin importar cuan breve pudo ser: la familia.
El primer vínculo de todos es sin duda alguna con la madre, un vínculo físico,
psicológico, intelectual y espiritual. Ese cordón umbilical clama ser el
primero de los símbolos que nos llama a la unidad. Sin embargo, es una decisión
de la madre el cuidarlo y el amarlo, por tanto es la madre el primer eslabón en
la unidad.
Luego que el bebé nace llega a una familia, segundo
eslabón en la unidad. Será deber de la familia educarlo con testimonio y
palabras, mostrarle que sus actos trascienden y que deberá siempre buscar el bien
común. Sin embargo, será decisión de la familia el guiarlo por este camino.
Cuando, ya joven, entra al colegio se verá
influenciado e influenciará a muchos. Y será decisión del Colegio y del Estado el
determinar lo que se enseñe, y la fuerza con que fomenten la búsqueda de los
valores y el rechazo de los vicios. Y será este el tercer eslabón, unificando
caminos y uniendo pueblos o perdiendo oportunidades y dividiendo naciones.
Y se habrá formado un adulto, y ese adulto tomará decisiones.
Y será el último eslabón de una cadena circular, pues será él quien acompañe a
la madre y forme la familia. Quien por su voto elija el estado y participe en
la educación de su hijo. Y será el motor de unión o agente de división.
Y si todo se pinta tan bien, si todo parece tan fácil,
¿dónde se rompió la cadena? Y más importante aún, ¿Cómo volveré a unir la
cadena?
“La unidad es la variedad, y la variedad en la unidad
es la ley suprema del universo”
-Isaac Newton
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