Por Juan Camilo Ibáñez
Un ciclón es un fluido que rota rápidamente en forma circular y que va
en el mismo sentido que la tierra. Sin embargo, y como sucede con muchos otros
eventos físicos, los ciclones también pueden suceder en el interior de cada
persona.
Los ciclones se forman básicamente por la fuerza que el mismo planeta
ejerce al rotar donde hay baja presión. Es curioso como, a pesar de que la
tierra gira constantemente y todos sus puntos se ven afectados, solo los puntos
de baja presión son propensos a generar ciclones. El ser humano tiene una
particularidad similar. Podrá vivir inmerso en una rutina durante años enteros,
sin embargo es un pequeño detonante lo que dispara un ataque de rabia, una
frustración, una depresión o cualquier tipo de malestar interno.
Muchas veces son los pequeños problemas los que generan nuestros
ciclones. Un problema que nos atormenta y nos atrapa, empezamos a girar en
torno a él y con esto arrastramos todo a nuestro alrededor afectando completamente
nuestro ambiente. Nada hay más temeroso que ver acercarse un ciclón.
Sin embargo, resulta curioso que, usualmente, la persona que esta
generando todo el ciclón no se da cuenta que lo hace. Esto en ciclogénesis se
llama el ojo del ciclón, un lugar
dentro de la tormenta donde todo parece permanecer en calma. Un lugar engañoso
si duda pues alrededor todo esta siendo devastado y arrasado. Y es aquí
justamente donde nos encontramos nosotros parados, seguros de que nadie nota
nuestro “pequeño” problema o de que, simplemente, nada malo sucede.
Los ciclones suelen formarse en el océano. De allí toman toda su humedad
y calor. Un ciclón solo acabará en el momento en que se vea disipado, y esto
ocurre cuando se empieza a alejar de aquello que lo “nutre”, es decir cuando se
aleja de esa zona húmeda y caliente y se adentra en aguas frías o incluso
tierra adentro.
El ser humano actúa igual en estas circunstancias. La única forma de
finalizar un “ciclón humano” es alejándose de aquello que potencia el conflicto,
tomando distancia para ver mejor, buscando alternativas distintas, buscando
lugares más tranquilos que ayuden a apaciguar las cosas.
Cuando un ciclón finaliza no quiere decir que n vayan a haber más
ciclones. Sin embargo, será imposible que sean los mismos vientos los que lo
formen. Cuando pasa la tormenta, por más larga que haya sido, queda la
enseñanza. No hay calma más grande ni sol más brillante que el que viene
después de la tempestad.
“Resulta muy difícil ver las cosas que están muy cerca. A veces es
necesario alejarse para ver con mayor claridad”
-Sarah Hill
Bibliografía:
Glossary
of Meteorology (June 2000). "Cyclonic circulation". American
Meteorological Society. Retrieved 2008-09-17.
No hay comentarios:
Publicar un comentario