Hoy en día sabemos que todo lo que conocemos, todo lo que nos rodea, al menos desde el Big Bang, lleva más de 13,700 años de desarrollo.
¿Qué había antes del Big
Bang? ¿Qué hay más allá del Universo? ¿Cuál es el futuro de este? Para lo que
conocemos hoy en día todo son especulaciones.
El Génesis, primer libro de
la Biblia, comienza diciendo: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra
(…) y dijo: Hágase la luz, y se hizo la luz (…)”, y con once frases más se creó
todo lo que hoy en día conocemos y todo aquello que ha dejado de existir.
¿Por qué resumirían toda la
creación en siete días quienes escribieron estos libros? Porque no le costó a
Dios mucho más que eso crear todo lo que se conoce.
Creó átomos y células,
plantas y animales, ecosistemas y galaxias. Creó las leyes y principios, los
ciclos y la vida. Nos creó a ti y a mí. Y solo le costó siete días.
Tan extraño resulta entonces
pensar que se tomó la molestia de hacerse hombre, de nacer y verse encerrado,
limitado e impedido en un cuerpo. Tan extraño resulta pensar que Él que todo lo
sabe tuvo que aprender a caminar y hablar. Tan extraño resulta pensar que Él
que nunca necesitó nada quiso sentir hambre y sueño.
¿Qué hay detrás de todo
esto? ¿Por qué caer y rasparse? ¿Por qué estudiar si todo lo sabía? ¿Por qué
limitar su inteligencia y su poder? ¿Por qué hacerse hombre y sufrir?
Una gota de sangre habría
bastado, pero una gota de sangre no habría sido suficiente manifestación de
amor. Tuvo que llorar y sudar sangre, tuvo que temer y temblar, tuvo que ser
juzgado como hereje, ¿Dios negándose a sí mismo? ¿Dios juzgado como hereje?
Pasó un día entero tratado
como el peor de los criminales, fue azotado y su cuerpo que solo había servido
fue flagelado. Tuvo que cargar la más pesada de las cruces, la que no le
pertenecía pero que decidió cargar. Tuvo que caminar humillado y cansado y
después de un día entero sin comer ni beber su única sed era de amor, sed de
cariño, sed de compasión.
¿Quién osaría matar a Dios?
¿Quién cometería el deicidio? Ignorantes, por supuesto, tú y yo, día a día con
nuestras acciones. ¿Cuántas veces al día no lo clavamos a la Cruz? ¿Cuántas veces
tú y yo?
Pero la muerte no podía ser
suficiente, la muerte sola no tenía sentido, morir y sufrir sin resucitar
habría significado la derrota, la muerte sobreponiéndose a Dios. Por eso
resucitó, y por fin nuestra vida volvió a tener sentido.
Siete días le tomaron
crearlo todo pero para perdonarnos todo esto tuvo que pasar.
"No hay amor más grande que dar la vida por los amigos"
-Jesús de Nazareth
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