Por Luis Guillermo Venegas
Desde ya hace
varios años entramos en un mundo donde no hay verdades objetivas y donde cada
quien, guiado por sus instintos hedonistas, busca su propio placer. El mundo
moderno ha dejado atrás todas esa verdades que para los antiguos eran
universales y ha empezado a construir una sociedad en la que no hay nada
definitivo, todo depende de…
Vivimos creyendo
que este es el camino que nos va a llevar a la felicidad, creemos que estamos
yendo por la senda correcta, un camino facilista que nos aparta de cualquier
clase de esfuerzo y, sin darnos cuenta, nos obliga a vivir pensando sólo en
nuestros intereses y pisoteando los de los demás.
Muchos filósofos
y pensadores de los tiempos modernos se esfuerzan en hacernos creer que no hay
verdades absolutas y que la moral es relativa. Dejando de lado que todos somos
seres humanos, y aunque seamos distintos, tenemos en común una de las cosas más
importantes: la naturaleza.
Somos seres
humanos de naturaleza racional, no nos podemos dejar llevar únicamente por
nuestros instintos, terminaríamos siendo como animales. La racionalidad de los hombres nos debe
llevar a pensar que la moral no es relativa, se es moral cuando se entiende que
debemos actuar pensando más allá que en nuestros propios intereses egoístas.
Somos sociales
por naturaleza y todos tenemos en esta vida un mismo fin: ser felices. No
existe una persona en el mundo que sea capaz de afirmar que busca ser más
infeliz cada día. Lo curioso es que si todos tenemos la misma naturaleza, ¿cómo
es posible que muchos digan que no hay principios o verdades universales? Todos
fuimos creados, nadie se dio la vida a sí mismo, nadie decidió por sí mismo si
quería ser hombre o mujer, tampoco decidimos en qué familia o en qué lugar del
mundo queríamos nacer. Entonces, ¿por qué nos gloriamos afirmando que somos
dueños de nuestra propia vida si no nos la dimos nosotros mismos? La moral
busca únicamente que los seres humanos hagamos lo que nuestra naturaleza les
dicta, no que nos creamos dueños de algo que nosotros ni siquiera nos dimos.
“Cuando se admite que las situaciones reclaman algo
de nosotros, más allá de nuestros placeres e intereses, es cuando entramos en
el campo de la moral.” – Juan Luis Lorda
No hay comentarios:
Publicar un comentario