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domingo, 26 de agosto de 2012

El Camino de la Vida


Por Juan Camilo Ibáñez

Muchos símiles se pueden hacer respecto a la vida, pero uno que resulta curioso y a la vez acertado es compararla con un camino. ¿A dónde miraras mientras caminas? ¿Al frente? ¿Abajo? ¿Arriba? ¿Atrás? Nunca sabes que puedas encontrar en el camino, aun cuando escoges uno que muchos antes han transitado.
Es difícil encontrar caminos rectos, muchos tienen subidas y bajadas, algunos son unas largas autopistas y otros unos estrechos senderos. En ciertos momentos toca caminar en el silencio y la soledad pero hay momentos en que se cuenta con la compañía de otros caminantes. Algunos estarán un rato, unos cuantos kilómetros, otros tal vez se pierdan y luego vuelvan a aparecer, y quizá, con algo de suerte, uno de ellos te acompañe el resto del camino.

Pero llegará un momento en que el camino llegue a su fin. Ese momento en que aunque el camino parece seguir para todos, tus piernas están cansadas y te encuentras sin aliento, tus músculos cansados ya no parecen responder. Ese momento en que empiezas a caminar más lento y los demás caminantes te empiezan a dejar atrás. Ese momento en que el camino no parece perderse en el horizonte sino que parece mostrar su final.

Y será un momento difícil. Extrañaras caminar al ritmo de todos. Extrañaras caminar con alguien. Extrañaras poder seguir caminando. Y en ese instante querrás mirar atrás, saber si valió la pena, si elegiste bien tu camino, si diste los pasos adecuados. Te preguntarás si otros caminantes te recuerden, si dejaste tu huella en el camino, en su camino, en tu camino.

Y ¿Quién te dirá que pasará ahora que dejas de caminar? ¿Quién si solo conociste caminantes? Pero la vida es un camino, y no caminamos solos. La vida es un camino y como todo camino lleva a un destino. La vida es un camino, y allá al final de ese camino, en ese pequeño punto que se forma en el horizonte, ese punto que se acerca desprevenido, ese es nuestro destino.

Escoge bien tu destino, porque según tu destino será tu camino, y según tu camino será tu destino. Porque si el destino lo vale, el camino será largo y duro. Porque si el destino lo vale, valdrá la pena el camino. Porque si el destino lo vale, no habrán temores ni dudas, tristezas ni amarguras, y quedará la felicidad de haber caminado y haber llegado.


"Una bella ancianidad es, ordinariamente, la recompensa de una bella vida."
-Pitágoras de Samos

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